miércoles, 8 de junio de 2011

Modernismo


El siglo XX comienza en el momento de máximo esplendor de la estética modernista. Iniciado plenamente por Rubén Darío en 1888 con la publicación de Azul, el Modernismo supone una integración de diversas tendencias que se habían desarrollado a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, en especial del Simbolismo y del Parnasianismo.
El Modernismo fue, entre otras cosas, una resurrección de la angustia que caracterizó a la literatura europea romántica, que por un momento parecía haber desaparecido con la fe del XIX en el racionalismo cientifista. Demostrada la inoperancia de la razón (Schopenhauer, Kant... ) se recupera ese malestar. Y se sueña, en la nueva poesía, con los momentos felices pasados, donde aún existían seguridades: la niñez lejana, los paraísos perdidos, los jardines cerrados y ordenados; añoranzas de un mundo que se fue.

El Modernismo acoge influencias de diversos movimientos. En realidad "el Modernismo no rechazó nada como no fuera la vulgaridad, el prosaísmo, la rutina y el conformismo estético y adocenado" (E.Rull). Con antecedentes tan diversos (Parnaso, Simbolismo, Poe, decadentismo, prerrafaelismo...), es fácil entender que existieran tendencias diferenciadas, fundamentalmente dos: En América (y algunos españoles: M.Machado, Marquina, Villaespesa...) tomó un sesgo fundamentalmente esteticista; se escribe una poesía cromática, brillante, sensual. En España se toma una segunda línea, más sobria y sencilla, que arraigó en los hombres preocupados por el la decadencia nacional: es la vertiente conocida como "Generación del 98", que no deja de ser una línea del Modernismo.


El Modernismo fue conscientemente cosmopolita. Sus cultivadores, sorprendidos, comprendieron que estaban participando en una evolución de la sensibilidad que no se limitaba a España, ni siquiera a Europa. El centro era, indiscutiblemente, París. Los poetas españoles se inspiraron directamente en Francia (Verlaine), salvo en los aspectos formales, en los que Darío fue el maestro.



  • Principales tendencias del Modernismo.




  • Las tendencias que influyen en la génesis del Modernismo son muy variadas. Especialmente relevantes son los movimientos estéticos franceses. Hay un deseo evidente en los escritores de habla hispana de crear un lenguaje nuevo ("anti-español", según Jean Franco; quizás, sencillamente, anti-burgués). Otros movimientos influyen: la poesía de los estadounidenses Whitman y Poe; el Prerrafaelismo británico, el decadentismo de D'Anunzio... Sin olvidar las fuentes hispánicas: Berceo, Manrique, los Cancioneros... Juan Ramón definió al Modernismo como un movimiento "envolvente", que va acumulando elementos de diversa procedencia y los hace suyos. E.Rull afirma que "el Modernismo no rechazó nada como no fuera la vulgaridad, el prosaísmo, la rutina y el conformismo estético y adocenado"


    Modernismo Parnasiano



    Movimiento surgido a raíz del Parnaso Contemporáneo francés (Parnasianismo), liderado por Leconte de Lisle. Nace cuando un grupo de poetas franceses se unen en 1866 para imponer en el arte un sentido de disciplina, equilibrio y objetividad. Temas más importantes:
    -El escapismo: evasión del mundo real por medio del ensueño. Evasión que se nutre con una elegancia exquisita, y que se produce bien huyendo en el espacio (a Oriente) bien en el tiempo (al mundo medieval). Se da también un gusto por la mitología clásica. Todo ello como fruto de la idea de que el arte (imaginación, magia) supera a la vida (vulgar y despreciable) y que ésta debe imitarlo. Se busca una ética -forma de vida, principios- basados en una estética.
    Dioses, ninfas, centauros, caballeros, pierrots, odaliscas, pagodas y viejos castillos, salones versallescos, jardines perfumados; cisnes, elefantes y camellos; flores de lis o de loto; brillo de perlas y de marfiles, de piedras preciosas... son los elementos de este mundo modernista.

    -El cosmopolitismo. Es un aspecto más del deseo de evasión. Además, aporta a los modernistas un sentido aristocrático. París será la capital del Modernismo.

    -La desazón romántica: se exaltan las pasiones y lo irracional; el misterio, lo fantástico, el sueño. Manifestaciones de tedio y de profunda tristeza. La melancolía es un elemento central. Presencia de lo otoñal, lo crepuscular, la noche (aquí se alejan del Parnaso francés).
    -Amor y erotismo. Aparecen poemas de amor delicado y, frente a ellos, otros de intenso erotismo: los primeros, de amor imposible, los segundos, de desenfreno, motivados por una actitud antisocial y amoral (búsqueda del escándalo).

    -Temas americanos. No va en contra del cosmopolitismo: se trata de una evasión más hacia el pasado legendario, hacia los mitos indígenas. En Hispanoamérica esta línea será básica (siempre están muy preocupados por su propia identidad).

    -Lo hispánico. Este tema se acentúa (sobre todo en Hispano-América) al advertir el auge de los Estados Unidos. Se reivindica lo español frente a los valores culturales de la civilización "yanqui".
    En conclusión, se ansía un mundo armónico, pleno y rodeado de perfección. Esos deseos son también la base de la Estética modernista:

    -Búsqueda de los valores sensoriales, para que todo sea un goce para los sentidos

    -Prodigioso manejo del idioma. Se enriquece poderosamente el lenguaje poético. La palabra adquiere una importancia vital. Se cuida el sonido, el ritmo, la referencia histórica o cultural, los valores simbólicos. Se intenta renovar el significado de las palabras usuales, crear un léxico propio de la poesía.

    -Enorme renovación en el campo de la métrica.



    Modernismo Simbolista.


    Parte del Simbolismo francés: Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, Verlaine. Lo esencial es la sugerencia (de ahí la importancia que dan a la música), el poder evocador de las palabras. El didactismo debe quedar desterrado (Poe hablaba de la "herejía del didactismo").

    El Modernismo Simbolista, si bien deja notar la influencia de todas las características señaladas para la línea parnasiana, toma otras vertientes distintas: su "evasión" no se produce hacia mundos lejanos, sino hacia el mundo interior del poeta. Los autores españoles leen antes que Rubén Darío a Verlaine. Ello explica que el Modernismo español sea más Simbolista que el hispanoamericano. Machado, por ejemplo, aprendió de Rubén Darío la musicalidad, pero la interiorización la aprendió en Unamuno y, con anterioridad, en Bécquer y Rosalía (R.Gullón). Y esto resultó mucho más influyente, ya que por este camino se llega al Simbolismo (notemos que el Modernismo simbolista está muy próximo a la Generación del 98, frente al Modernismo Canónico, que se aparta bastante). El Modernismo Simbolista va dejando de ser, poco a poco, Modernismo, iniciando una búsqueda de nuevos caminos, de salidas poéticamente válidas (A.Machado, Juan Ramón).

    Después de la interiorización el poeta vuelve sus ojos al mundo exterior. Se descubre el paisaje, que se entiende como símbolo de la Historia o del poeta. Cuando A.Machado nos hable del campo castellano, nos estará hablando o de sí mismo o de la Historia. Este paisaje tendrá un valor de símbolo (R.Senabre).


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